Temas de Integridad
Enero 5 de 2008

Se deben registrar a los atletas que hacen dopaje

Pregunta: (E-324)

¿Deberían los registros deportivos reflejar abusos de drogas?

RESPUESTA:

Una respuesta de "sí" parece obvia, asumiendo que los principios éticos constituyen la fundación para una competencia legítima en todos los niveles. ¡Cuando las reglas encuentran a un abusador, el individuo debe ser un perdedor!

Hacer trampa viola la integridad de los deportes, aficionados y profesionales.

Hacer trampa tiñe las reputaciones de individuos y organizaciones, arriesga tanto la salud tanto física como mental y complica las competencias, al mismo tiempo que compromete los premios.

Hacer trampa alimenta la ansiedad entre quienes siguen las reglas porque saben que probablemente perderán. Aún así, las estadísticas - de pruebas de drogas - confirman que la mayoría de los atletas no siguen las reglas. De manera que los buenos no necesariamente terminan al último, al menos que los competidores estén tomando atajos ilegales o inmorales. Y los abusadores no parecen haber hecho excepciones.

El golf, históricamente, ha considerado su base de talento de la Asociación de Golfistas Profesionales como la personificación de un juego de integridad.

Sin embargo, hoy, hasta el PGA discute ajustar las regulaciones. Cuando la ostentación reemplaza la finura y los chismes desplazan la gracia y clase, los problemas le seguirán.

Los atletas que se drogan, a veces dice que lo hacen para emocionar a ciertos seguidores con más velocidad al correr, tiros más largos y otros espectáculos cirqueros.

Las hazañas atléticas súper-humanas crean un atmósfera en la que colaboran agentes y dueños para recompensar a quienes pueden subir el listón (superar las expectativas) a alturas elevadas. La tradición de no tener ventajas sobre los demás y otros comportamientos de liderazgo superior de atletas y dueños parecen haberse disuelto en dinero y gratificación inmediata - con una creciente indiferencia por la salud individual o la integridad de los deportes.

Para comenzar, hay que hacer resaltar el propio nombre del proceso limpiar las competencias de deportes que se llama proceso "anti-doping" (dopaje).

Conociendo el daño que viene a quienes invaden el cuerpo humano con este tipo de substancias foráneas para aumentar su rendimiento, ruegan que se les pregunte: ¿los dope hacen dope?

El diccionario Oxford American Collage define dope como una droga: tomada ilegalmente con propósitos de recreación, especialmente marihuana o heroína; dado a un caballo de carreras o a un galgo para inhibir o aumentar su rendimiento; y, el resultado final, dope es un término informal para una persona de poca inteligencia.

El uso de dope no es sabio y pone a quienes deciden digerir substancias prohibidas, por razones de recreación o para mejorar su rendimiento, en una categoría insultante.

Dope es para seres humanos autodestructivos, animales creados para carreras y para personas no muy inteligentes.

El dopaje es tonto, de corta visión e ilegal. La gratificación inmediata, incluyendo premios, reconocimientos y recompensas, es poco pago para los cuerpos y las mentes que quedarán permanentemente dañadas.

El fin del dopaje, en las actividades deportivas y la cultura contemporánea, es muy importante. Es la integridad de la sociedad.

JIM BRACHER es el fundador del Centro Bracher para la integridad de los líderes en Monterrey. Su columna “Temas de integridad”, aparece cada mes en El Sol. Los lideres pueden enviar sus preguntas acerca de asuntos relacionados con grupos sociales y valores al siguiente correo electrónico: newsroom@salinas.gannett.com o a info@brachercenter.com.

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